Ya estamos aquí otra vez.
Llevamos dos días de retraso, lo sabemos, hemos estado muy ocupados. Esta noche contaré la sexta y la séptima etapa (días 8 y 9) y en unos minutos Javi contará la etapa de hoy (día 10)

Cómo bien comento Javi, el albergue de Belorado era todo cuanto precisábamos. Nos dieron rebanadas de pan con mantequilla y mermelada y un buen vaso de leche con Colacao para desayunar. Todo a la voluntad. Agradecimos un desayuno tan normal porque últimamente no tomamos cosas del todo saludables.
Poco más que decir de la mañana, llegamos en unas horas a Burgos y allí nos aprovisionamos bien. Vaya par de bocatas nos hicimos!

Por la tarde visitamos la ciudad. Burgos es preciosa, una ciudad con un fuerte recuerdo de los primeros años del cristianismo en España. Cada calle y cada monumento tiene detrás una larga historia.
Mención aparte merece la catedral. Nada que haya visto antes. Gótica, enorme. Por fuera imponente y por dentro grandiosa. Recorrimos la planta con el gran órgano retumbando en los oídos. Se nos ponía la piel de gallina. Pensamos cómo podrían haber construido aquello con los medios de los que disponían. Yo creo que es porque la mano de obra era gratis. Un par de latigazos al día cómo mucho.

Esas misma tarde volví a romper la cadena pero por suerte teníamos un eslabón de repuesto.
Cenamos pasta para cinco personas y un paquete de Doritos del Lidl. Muy gordos...
Como el albergue estaba lleno nos mandaron a un polideportivo bastante grande donde pasamos la noche.

El séptimo día no tuvo demasiado misterio. Desayunamos y nos pusimos en marcha. Enseguida dejamos atrás Burgos y entramos en Palencia. Creo que Palencia es una de esas provincias que la quitas del mapa y "no pasa nada" (con todo el respeto hacía los palentinos)

Por la tarde llegamos a Carrion de los condes, un pueblo enorme con bastante ambiente. Encontramos un merendero a las afueras, cerca del rió Carrion y allí preparamos la cena: ensalada y crema de champiñones. Se nos olvidó que no habíamos traído cucharas.

Dormimos en el mismo sitio, un poco en tensión porque los jóvenes del pueblo se estaban montando la fiesta justo en la otra orilla del rió, a escasos 20 metros de nosotros. Suerte que los árboles nos ocultaban.

Bueno, esto es todo, en breves contamos más. Un abrazo!
Borja